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Es fácil explicar en qué consiste y por qué persiste el poder –tradicional y real– de la Iglesia romana. La Iglesia católica, se la invite o se autoinvite, está siempre ahí para pasar revista; para levantar acta en los momentos cruciales de la vida de las personas –nacimiento, emparejamiento, última despedida– y en cualquier instancia de la vida política donde pueda entrar. Llamó un clérigo –de más está decir que católico– al Parlamento y anunció que iba para allí con el ángel de Aralar, como es tradición. Aunque la democrática cámara de representación popular no tenga ni medio siglo de vida –ni de lejos–, en efecto es una tradición inmemorial –no tan inmemorial como la de lapidar a las mujeres, pero bueno– que un pastor de almas se presente en cualquier sede del poder político para cambiar impresiones y rezar unas oraciones. Todos los grupos políticos, con la honrosa excepción de IU, estuvieron presentes en el pase de revista del ángel, cuyo “reyno”, quizá por navarro, es más de este mundo que otros. Así las cosas, va a ser algo excepcional encontrar a un progresista en el Parlamento del “Reyno” –¿qué otros parlamentos, pregunto, admiten hoy estas incursiones clericales hasta la misma cocina legislativa?–, si por progresista se entiende al que no puede admitir que el ejercicio de los poderes terrenales venga iluminado por doctrinas religiosas o acompañado de ritos confesionales. Por descontado que sus señorías, si el ángel de Aralar –por ángel, por de Aralar o por ambas cosas– les ilumina, están en su derecho de rendirle culto en privado –sin causar desprecio público a tantos de sus representados de otras o ninguna confesión–, tan devotamente como gusten, en los santuarios o lugares de culto donde sea costumbre. Hace lustros que las cámaras legislativas no están para procesiones ni efusiones religiosas, igual que hace decenios que la soberanía ya no es privilegio divino y exclusivo del rey. Todo eso queda para un museo ultramontano de la reacción, el tradicionalismo o el carlismo.

Publicado en Diario de Noticias
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Actualización del 14 de abril de 2010:
El Ángel de Aralar en el Parlamento de Navarra