Cuando pienso en algo, pienso en otra cosa.
No se puede pensar en algo si no se piensa en otra cosa.
Por ejemplo. Ves un paisaje nuevo. Pero es nuevo para ti,
porque mentalmente lo comparas a otro paisaje.

«Un pensamiento viene cuando quiere, no cuando yo quiero; de modo que, es una alteración de los hechos pretender que el sujeto yo es la condición del “pienso”. Hay algo que piensa, pero creer que esa cosa es el antiguo y famoso yo, no pasa de ser una suposición, puede que una afirmación, pero desde luego no es una certidumbre inmediata. A fin de cuentas, ya es ir muy lejos decir “algo piensa”, pues esto es ya la interpretación de un fenómeno en lugar del fenómeno en sí. Se concluye, pues, según la costumbre gramatical: “Pensar es una actividad, alguien tiene que hacerla, luego… […]. Algún día puede que nos acostumbremos, incuidos los lógicos, a ir más allá de ese pequeño “algo” al que finalmente se reduce el venerable yo.»

F. Nietzsche