Se va como vino el subsidio de paro de 426 euros que, según declaraciones hechas a la prensa por Miguel Sanz –el que guarda sus “cuatro perras” en la CAN–, daban para una cena, si es que daban para eso. Cuando el presidente foral dijo aquello, la prensa no había dado a conocer todavía que, aparte del sueldo cobrado por el presidente en su condición de tal –alrededor de 80.000 euros–, en 2009 Sanz ingresaría 60.000 euros en concepto de dietas relacionadas con la CAN: 43.700 por asistir a unos consejos de administración en los que nunca se enteró de nada relacionado con la profunda crisis que en la banca se cocía, 17.000 más como miembro de la Confederación Española de Cajas de Ahorros, organismo donde tampoco percibió el menor olor a chamusquina. Percibió dietas nada más, a todas luces bien distintas a la dieta de los 1.200 parados navarros que, por cosas como las que Sanz ni olió, ya no percibirán el año que viene un subsidio de 426 euros. Son dietas distintas y también regímenes de vida diferentes. Es de suponer que el cubierto de tan majestuosas cenas como la que el otro día tuvieron nuestros más destacados dietistas –entiéndase los altos cargos políticos con derecho en algunos casos a casi duplicar el sueldo a base de sustanciosas dietas– con los herederos de la Corona andaría por encima de los 426 euros. Lo peor no es que los dietistas salgan de tan regias cenas con aires, humos y ademanes mayestáticos, además de cada vez más inquebrantable e incondicionalmente monárquicos; lo peor es que su posibilidad de comprender la dieta y el régimen de vida de quien con 426 euros hasta pasaría el mes es cada vez más remota, por no decir que es nula. Así que en estos días de exaltación foral los dietistas no nos hablarán ni del vil metal –los 426 euros que no dan ni para malcomer– ni de sus grandes cenas, sino otra vez y tan enfáticamente como de costumbre, de nuestro régimen (foral), de las esencias (patrias). El patriotismo es el último refugio de los dietistas.

Publicado en Diario de Noticias

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