Ahora no recuerdo lo que John Ford –conocido por los indios de Utah como Natani Nez, “el jefe alto”– decía de los navajos. Ya me acordaré. Jean-Luc Godard, cuya vida guarden los dioses de las praderas muchos años y que la próxima semana cumplirá los 90, ha sacado en su país el DVD de su última película con subtítulos en navajo. El término “navajo” está empleada por Godard con ironía y quiere decir inglés telegráfico, el inglés que se hablará –supongo– en el nuevo y magno aeropuerto de Noáin –que no pare la edición de las grandes obras completas de otra legislatura triunfal– y el que tradicionalmente han venido hablando los indios americanos en las películas de Hollywood: “Rostro pálido no decir palabra verdadera”. Godard vuelve a hablar, cómo no, del imperio de las imágenes y las palabras no verdaderas, seguramente esas imágenes y palabras por las que el 71,4 % de la población entre 15 y 24 años, según se leía ayer en este periódico, tiene una imagen deplorable de nuestros gobernantes. Ya me acuerdo de lo que decía John Ford: “Los navajos cuidan de los suyos, tratan bien a sus animales, respetan a sus mayores y honran a sus difuntos”. Qué duda cabe de que no maltratar a los animales, y no digamos a las personas de cualquier género y edad, es algo que dice mucho a favor de una tribu o cultura. El género humano viene torcido por naturaleza, como sabían los ilustrados del siglo de Pericles y del de las Luces, y todo lo que no contribuya al cultivo de más saludables costumbres, de mejores actitudes sociales y culturales, es un fracaso previsible de la especie. He ahí la única gran obra que no debiera interrumpirse nunca y que tan a menudo está parada o abandonado. Las “escenificaciones” y “visualizaciones” de las mentirosas imágenes y discursos imperantes en poco o nada van a contribuir a seguir con esa obra pendiente. Es de temer que la reunión del presidente del Gobierno con treinta jefes empresariales, tampoco. ¿Para cuándo una reunión con treinta “indios” de a pie?

Publicado en Diario de Noticias

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