Pensé que los del Tea Party serían los del Partido de las Teas o los de la Fiesta de las Antorchas, pero no: son los del Partido del Té. En mi descargo diré que por estos cristianísimos pagos son tradición secular y folclore vivo tantas procesiones y rosarios de las antorchas que cómo no pensar en eso cuando se habla de teas. Vamos, que creía y aún creo que los del Tea Party son como los del Ku Klux Klan, pero puestos al día y a cara descubierta, sin capirotes ni túnicas, aunque enciendan de vez en cuando cirios. Supongo que entre los del Tea Party habrá más de dos con carné de la Asociación Nacional del Rifle y más de tres que pertenezcan a esas furibundas asociaciones provida estadounidenses que rodean de cirios las casas del personal sanitario proabortista y, en un asedio tenaz, durante semanas dan vueltas alrededor de la casa en procesión, repitiendo las letanías de un rosario infinito. Algo de esto hubo por aquí hace años, si bien el que hoy es partido de la muy teísta y vaticanista Barcina refinó el procedimiento para pasar de asediar al personal sanitario a enviar a las ciudadanas moralmente reprobables –desde la óptica teísta-vaticanista de unos gobernantes amigos de procesiones, misas oficiales y demás humos de las teas– a clínicas extramuros del territorio foral. Queda por ver cómo se resuelve, si es que finalmente se resuelve, la burla gubernamental y la excepción foral a la ley general en materia de interrupción del embarazo. De momento ahí siguen enhiestas sus muy teístas y vaticanistas antorchas. Por lo demás, no hay síntomas de que la sensibilidad social del Tea Party, ese partido tal vez afín al navarrismo teísta, sea mayor que el cristianísimo humanismo de Barcina, a quien los 13.000 parados forales de larga duración o las cerca de 8.000 familias con el agua al cuello mes tras mes no apean de su obstinada, terca, impenitente, irrevocable decisión de fundir parte del presupuesto en un museo del jolgorio, caiga quien caiga y caiga la que caiga.

 

Publicado en Diario de Noticias

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