Madrid, donde arde el sol de la tarde y hay que refugiarse allí donde cuentan con la bendición del aire acondiiconado, refrigerado, climatizado, con parada incluida ante el Picasso más «horrible» (Olga en carne viva, Olga descarnada, Olga devorada por, entre otras cosas, el monstruo mitológico conocido como Picasso):