No sé desde qué lejano siglo «es tradición» exponer belenes en el Palacio de Congresos y Auditorio de Navarra Baluarte; lo que sí sé es que el edificio se medio terminó –con unos sobrecostos antológicos, entre otros motivos porque el arquitecto no había previsto lo evidente: que los restos de parte de la Ciudadela pamplonesa estaban ahí debajo– en el año 2003, hace poco más de dos lustros.

   Eso sí, que un clérico vaya dando hisopazos por los edificios públicos de Pamplona es más tradicional, tiene más siglos que el concilio de Trento.