Peligro: la sonrisa liofilizada de la alcaldesa de Pamplona en lo alto del Monte San Cristóbal –foto de prensa del pasado sábado–. Liofilizada, sí; como la Walt Disney, la de san Josemaría Escrivá o la de los anuncios de Colgate Total. Liofilización: proceso por el que, tras extraer el agua –o la gracia– de una sustancia –o de una sonrisa–, ésta se congela para dar lugar a un material esponjoso e inane. Así de liofilizadas algunas políticas. Peligro: la sonrisa de la señora que va poniendo san cristóbales y san fermines por los bajos del Monte Ezkaba, en lo alto del mismo monte. Vigilen la memoria, si se quiere histórica; vigilen las carteras, no sea que la señora de la sonrisa liofilizada nos salga con otro Disney World temático, tecnológico o paisajístico, al estilo del parque temático de los Sanfermines –y eso, ¿prospera o se empantanó para siempre?–, que endosarnos, adosarnos o colocarnos ahí. Esa es su política habitual. Ya nos liofilizó el Monumento a los Caídos, mausoleo espectral, irrecuperable para cualquier otro uso que no sea la celebración del noviazgo con la muerte, gracias a los liofilizaciones de esta señora, sombra congelada en perfil de la ciudad. Ya nos ha ido llenando la ciudad de esas estatuas, más rígidas que regias, que se parecen tanto a gnomos y enanos liofilizados, como los que se ven en viviendas adosadas, endosadas y acosadas. Esta señora, la misma que con su sonrisa Colgate Total no se avino a tener ni un mero gesto de reconocimiento para quienes tanto padecieron la desmemoria histórica, se presentó el otro sábado con su rictus dental ultracongelado en el lugar que tanto significa para los han padecido esa desmemoria: el Fuerte de San Cristóbal. Y se presentó un día antes de que quienes no quieren ser desmemoriados recordasen a los suyos, por allí caídos, no se sabe dónde enterrados, luego olvidados. Atención: peligro de liofilización o congelación de la desmemoria en el horizonte. Cuidado: ¡sonrisa liofilizada a la vista!