Seguro que ironiza –más ironías con el Opus de por medio– quien hoy escribe en Diario de Noticias: «Si hubiera vivido doce años más, el gran artista Jorge Oteiza hubiera tenido ayer varias razones para estar contento. La primera, que el recién estrenado Museo de la Universidad de Navarra le dedica una sala especial».

Sin duda, lo que soterrada e irónicamente está diciendo quien eso escribe es que Jorge Oteiza, que jamás fue invitado a dar una conferencia en la llamada Universidad de Navarra ni a exponer nada en la misma –pese a vivir tantos años en la comarca de Pamplona–, una vez muerto, enterrado, despedazado como un tristísimo Acteón por la jauría académica y reinterpretado por la misma, es hoy, finalmente, tantos años después, un Oteiza digestible y digerido por la llamada Universidad de Navarra, la UN, la del Opus, no confundir con la Universidad Pública de Navarra, la UPNA, la que construyó Sáenz de Oiza y tiene en su campus obra de Oteiza desde que Oteiza vivía.

 

 

«—¿Pero esto sirve pa adornar?
—Qué coño va a servir esto pa adornar. Es para crear hombre. Una vez creao el hombre, para qué quiero estas mierdas. Estas son las latas con las que yo me alimentao, les doy una patada y llegan a la exposición.»